EL BARCO QUE NO SE HUNDE
Todos hemos visto documentales y películas de lo que pasó con el Titanic , un barco, lo más grande y lo más lujoso que había en ese tiempo, se había construido con mucha seguridad, así que todos confiaban en que nada iba a pasar y que la travesía sería de gran placer, sin embargo un trozo de hielo hizo un gran desastre en la máquina y el barco más seguro de su época, se hundió, se podrán imaginar la angustia , miedo y desesperación de las personas que estaban allí , me imagino los gritos, y la agonía de no encontrar a sus seres queridos y la impotencia de no poder salvarlos, a de haber sido algo horrible. Ni el paso de los años pueden borrar esa experiencia a los sobrevivientes.
Saben en la época de Jesús también hubo otro barco que se estaba hundiendo, está en Marcos 4:35-41: Jesús que con toda su divinidad en ese momento era hombre, con todas sus necesidades, yo me imagino que se sintió cansado, había estado quizá todo el día, sanando personas, echando fuera demonios, enseñando a sus discípulos, haciendo milagros en fin ya por la noche estaba cansado y dice la Palabra que se durmió, ( el mar de Galilea está rodeado de colinas y a 210m por debajo del nivel del mar lo que hace que se formen fuertes vientos semejantes a un huracán) y sigue relatando la palabra que se desató una “gran tempestad de viento y echaba las olas a la barca de tal manera que se anegaba”, los discípulos se afligen y lo despiertan yo me imagino que ya muy alterados y quizá con gritos y le dicen : “ no tienes cuidado que perecemos”, y “ El levantándose reprendió al viento y dijo al mar CALLA, ENMUDECE y cesó el viento”
Todos hemos visto caer una buena lluvia mas de alguna vez, y no es tan fácil que se quite, toma su tiempo y se va debilitando gradualmente, pero en este caso, la divinidad de Jesús tenía poder para ordenarle a la naturaleza y ésta obedeció al instante. Pero no se queda ahí: Jesús les dice: “¿porqué estáis así amedrentados? ¿Cómo no tenéis fe?.
Querido hermano o hermana: nosotros somos esos barquitos que van por el mar de la vida, muchas veces vamos a sentir que nuestro barquito se hunde, con penas o problemas ya sea con los hijos, con el esposo, económicos, enfermedades etc. , algunas veces los vientos van a ser más fuertes, en otro momento van a ser menos fuertes, pero algunas veces nos vamos a sentir que estamos en medio del huracán y que ya no tenemos salida, que es demasiado para nosotros al grado que no podemos soportarlo más, algunos toman medidas extremas y hasta intentan quitarse la vida , otros permanecemos en estado de shock, paralizados sin saber que hacer pero me agrada las palabras de Jesús, cuando preguntó que donde estaba su fe?, pues el día de hoy, también nos hace esa pregunta, si sentimos que ya no podemos más que las penas y los problemas son como un huracán el nos dice: DONDE ESTA TU FE, no te he dicho que “ estaré con vosotros todos los días hasta el fin del mundo” (Mateo 28:20) Nos olvidamos que Jesús está dentro de nosotros y que teniéndolo a El, es como si nuestra barca tuviera un salvavidas, pues nunca dejará que nos hundamos en el mar de la tristeza y la desesperación, El siempre tiene una salida para cada problema que estemos atravesando y no nos impondrá más carga de la que podamos soportar.
En la vida atravesaremos muchas tempestades, pero como hombres y mujeres inteligentes podemos evitar pasar por la gran mayoría, no provoquemos esas tormentas, hay muchas cosas que podemos hacer para evitarlas, recordemos que “ si sembramos vientos cosecharemos tempestades” me preguntará ¿pero cómo?, pues aquí le explico.
l- Evitemos usar nuestra lengua de más: En el libro de Santiago nos habla de como ese pedacito de nuestro cuerpo, puede llegar a tener todo un mundo de maldad, tenemos que tener cuidado con lo que hablamos, que sean palabras sanas no corrompidas, que no sean palabras venenosas llenas de mentira y de mala intención , si no quiere pecar mejor quédese callado y se evitará lidiar con una buena tormenta.
2- Cuide sus Finanzas: No hay nada que nos agobie más que una persona cobrándonos, yo sé que hay muchas cosas lindas hoy en día y todos quisiéramos tenerlas, pero haga sus cuentas, y si después de pagar todo lo que tiene que pagar le sobra dinero, cómpresela, si no lo tiene absténgase, no utilice tarjetas de crédito, que lo van a endeudar mucho más, confórmese con lo que tiene.
3- Eduquemos a nuestros hijos a la luz de la palabra, estorbémosle el pecado, miremos qué es lo que hacen cuando no están con nosotros, impongamos nuestra autoridad con amor y firmeza, que nuestro no sea no y nuestro si sea si.
4- Hagamos nuestros trabajo como si fuera para Dios, con alegría, y bien hecho, que no tengan necesidad de regañarnos o amenazarnos con despido.
5- Rehúya de situaciones que no son suyas y que no podemos resolver, ¿ que estamos haciendo tomando partido donde no nos corresponde?, evítese disgustos.
6- Analice cada situación, no podemos ser arrebatados, pidamos varios consejos (en la multitud del consejo está la seguridad Prov. 11:14”. Reciba el consejo sabio no de cualquier persona.
7- Busque ayuda: Muchas veces no pedimos ayuda por orgullo, porque la gente no hable de nosotros o digan que no servimos, pero hay mucha gente dispuesta a ayudar, gente con sabiduría, y prudente.
8- Aliméntese espiritualmente de la Palabra, una persona desnutrida se debilita y muchas veces no puede ni caminar, así es nuestro espíritu, si no lo alimentamos, se va quedar seco, débil, y cualquier guacalaso de agua no digamos una tormenta, nos va a derribar.
Recordemos que las tormentas pasan que no son eternas, pero veamos si éstas no vienen como producto del pecado, si fuera así pidamos inmediatamente perdón a nuestro Señor con arrepentimiento profundo, y cuidemos de no caer nuevamente, aferrémonos de la mano de Jesús que El nunca nos va a dejar hundir.
9- Aprendamos a pedir con fe, es todo lo que Jesús no pide, que tengamos; fe como un granito de mostaza, y verá como se mueve ese gran huracán y desaparece en el nombre de Jesús y podrá testificar de los milagros que Jesús hace en su vida. Que el Señor lo bendiga grandemente.
Mary de De León y Edgar Pérez
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