DESENTRAÑANDO EL MILAGRO “LIGTH”
Mateo 8:14-15 , Mr. 1:29-3l, Lc. 4:38-39 “Vino Jesús a casa de Pedro, y vio a la suegra de éste postrada en cama, con fiebre. Y tocó su mano, y la fiebre la dejó; y ella se levantó y les servía”
En ese tiempo Jesús había estado haciendo milagros portentosos, resucitaba muertos, echaba fuera demonios haciendo que se sometieran a su voluntad, así como la naturaleza misma era sometida, parando tempestades, caminando sobre el agua, multiplicando comida no para pocos, se cree que 5,000 eran solo los varones contados, pero también habían mujeres y niños, en fin los milagros eran muchos y muy variados, tanto así que el apóstol Juan dice que Jesús hizo muchos otras señales en presencia de sus discípulos pero que no quedaron escritas.
Después de estudiar esa gran cantidad de milagros, leemos en la Palabra uno que no es tan portentoso, ni siquiera sabemos que clase de fiebre era, a lo mejor era fiebre tifoidea, o una simple gripe, Lucas nos amplia diciendo que era una fiebre muy alta, por lo que deducimos que quizá era una infección, la Biblia no lo dice, solo se nos informa que era “fiebre”.
Entonces porqué nuestro Señor inspiró a sus apóstoles a dejarlo escrito? : pienso que era muy importante para Jesús el hecho de que uno de sus apóstoles se conmoviera a tal punto de tener misericordia y el anhelar la salud de la mujer que era su suegra, mucho se dice de las suegras y pocas veces leemos o vemos del amor de los yernos, pero en este caso el otro milagro quizá era que el Yerno o sea Pedro, amaba profundamente a su suegra, al grado de molestar a su maestro pidiéndole que la curara, Jesús quizá vio ese gran amor en Pedro y le agradó, pues a pesar de lo impulsivo que era tenía un corazón muy amoroso.
Los libros de estudio dicen que una mujer con fiebre en esa época significaba que estaba inmunda (según la ley judía) y por lo tanto tenía que estar aislada y no la podían tocar, así que Pedro sabía que además de enferma se sentía sola, Jesús también lo sabía y a pesar de que había una prohibición de no tocar a nadie “inmundo” El lo hace y la sana .
Que reacción hay en esta Señora?, no dice mucho solo dice que prácticamente al sentirse sana, salta de la cama y se dispone a “servirles”, esto nos da una pista y es que la suegra de Pedro, creía en Jesús así como su yerno y no escatimó minuto para agradecerlo con su servicio, y es que cuando uno está enfermo y tiene dolor y de repente se siente bien, uno cambia , se siente contento, con ánimo, listo para seguir con sus labores y muy agradecido con la persona que propició esa sanidad, pero no siempre es así hay muchas personas que son malagradecidas y no piensan que la sanidad es un milagro y que solo Jesús puede bendecirnos con esto, por supuesto no estoy diciendo que Dios no utilice a médicos y ciencia para hacer estos milagros, si el no hubiera querido no habría ciencia tan avanzada, pero si afirmo que Dios en su soberanía, puede utilizar tanto la ciencia como directamente un milagro sin ella .
Entonces en este simple relato vemos ya tres milagros, 1- la sanidad de la suegra de Pedro; 2- el corazón amoroso de un Yerno y 3- El agradecimiento de una persona.
Cuantas veces ha orado para que el Señor le conceda sanidad?
Cuantas veces ha recibido su milagro?
Cuantas veces se lo ha agradecido y ha hecho algo por agradecimiento?
Constantemente estamos pidiéndole al Señor su intercesión para resolver nuestros problemas cotidianos , a lo cual el Señor si nos responde, porque es su deseo que seamos sanos y felices, sin embargo nos fijamos únicamente en situaciones de mucha gravedad, sin considerar que la mano del Señor está con nosotros a cada momento de nuestras vidas a través de muchos milagros en respuesta a nuestras peticiones. Por lo que este es un momento que nos lleva a reflexionar que no existen milagros pequeños, ni grandes, no existen milagros light lo que existe es la voluntad de Dios manifestada en el hombre tanto en las cosas grandes como en las pequeñas.
Debiendo tener una actitud de agradeciento ante su gran amor manifestado a través de muchos milagros en nuestras vidas.
Mary de De León
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