LA MUERTE DE UN HIJO
Era un sábado primero de diciembre re del 2012 hora las siete y treinta de la noche, un día antes lo llamé por teléfono y platicamos de sus cosas me contó que se había descompuesto uno de sus carros y que tenía que llevarlo al mecánico, planeamos un viaje a Panajachel para recordar sus días de jovencito, reímos mucho con esos recuerdos y como me había propuesto desde hacía años, lo bendije en el nombre de Jesús, ese sábado a las siete y treinta de la noche me llama su esposa y me dice que asaltaron a mi hijo y que lo habían baleado que iba camino al hospital, cuando me llamó por segunda vez mi corazón ya sabía que había muerto, no saben el dolor tan grande que se siente, no se puede ni pensar, solamente le repetí a mi Señor que me diera las fuerzas que no tenía para seguir en ese largo caminar que me esperaba, llena de tristeza y de amargura y entre muchas lágrimas pude hacer los trámites para sus funerales y entierro, parte de mi corazón se fue con el , como decía un anuncio que me gustaba mucho, solo yo lo conocí nueve meses más que todos los demás, con sus gracias y malcriadezas, con sus triunfos y temores, con sus ilusiones hoy rotas por la violencia que se vive a nivel mundial y tan marcadas en mi país, no hay palabras para describir el dolor de la pérdida de un hijo y no hay palabras que consuelen el corazón de una madre, el solo saber que ya no lo va a volver a ver ya es una tortura, la única esperanza es volver a abrazarlos cuando uno muera en la otra vida , pero en ésta tendré que tener mucha de la fuerza que da el Espíritu Santo para sobrellevar el resto que me queda de vida, quizá podré sonreír nuevamente pero nunca será igual, saben le doy gracias a Dios porque muchas veces cuando me enojé con el escuché la voz de Dios que me decía que fuera y lo abrazara y perdonara o pidiera perdón, hoy me queda de consuelo que la muerte nos separó, pero el y yo quedamos sabiendo que nos amábamos mucho y es que ser padre o madre es tener un borrador lo bastante grande para borrar todas las imprudencias que nos lastiman de parte de nuestros hijos y tener un pizarrón aún más grande para apuntar todas sus gracias y cualidades para recordarlas.
Creo firmemente que nadie nos ha dicho como seguir tratando a un hijo cuando ya es grande, cuando ya tiene su propia familia, cuando ya es responsable de sí mismo y según nosotros ya maduró, pero allí empieza una nueva etapa, y es la de consolidar su estado espiritual, muchas veces de niños no nos hemos preocupado mucho por eso, en la inmensa corriente de querer que tengan una casa, ropa, comida y estudios, vamos descuidaron el enseñarlos de las cosas de Dios y en llevarlos a la Iglesia, y el tiempo va pasando y ellos van creciendo y cuando sentimos ya salieron de nuestra casa para formar otro hogar, entonces empezamos a dudar si les dimos todo lo que ellos necesitaban.
Quiero decirles que nunca es tarde para esto, yo también cometí muchos errores, pero el Señor me enseñó que nunca es tarde para hablarle a tu hijo de lo maravilloso de su amor y especialmente de la salvación, aún cuando ellos ya formados discutan y traten de darnos su propia opinión al respecto, hay una espada que penetra hasta los tuétanos y es la palabra de Dios, yo fui enseñando a mi hijo entre discusiones, y risas, lo que decía la palabra de Dios, demostrándole que su salvación era muy importante y finalmente el pudo entender y aceptar, no se mortifique si no van a una iglesia, no es obligándolos a asistir a un templo como los vamos a convencer, es primeramente con nuestro ejemplo, con nuestro testimonio y con nuestra paciencia para soportar toda clase de respuestas que a ellos se les ocurra.
Una de las mejores armas es la ciencia tan avanzada, ahora usted puede poner mensajitos en los teléfonos y bendecirlos con un versículo o simplemente diciéndoles que usted lo ama así como Dios lo ama, cosas tan sencillas como éstas hacen una gran diferencia y saben se evitan grandes discusiones.
El Señor obra en forma tan compleja que ni nosotros ni ellos nos damos cuenta de cómo el Espíritu Santo está trabajando en las dos partes.
Realmente es una lástima que no todos los padres quieran recibir esos cursos de Escuela para padres que hoy en día se dan por todos lados, esto ayuda mucho a comprender a nuestros hijos y saberlos manejar.
No espere hasta que la muerte los separe, para decirle cuando lo ama, la edad no importa, siempre van a ser nuestros “ pequeños” y siempre hay una primera vez para abrazarlos y besarlos, aún cuando esa no haya sido la costumbre, uno nunca sabe cuanta falta les hace un abrazo y un beso de su madre o de su padre.
No les mienta y no sea arrogante, dígales la verdad de porque falló usted quizá fue involuntariamente, pida perdón eso no denigra a nadie ni lo hace menos, y platíquele de como el puede crear en mejor forma a sus hijitos, pero no se lo ordene ni lo obligue, recuerde que ya está grande y que es el o ella , los que toman sus propias decisiones.
Nuestra decir es “ahora para qué , ya es muy tarde” pero no es así, recordemos que Jesús vino precisamente a perdonar a chicos y a grandes, y si no tuvimos la oportunidad de enseñarlos de chicos, nos tocará hablarles de grandes, fácil no es pero tampoco imposible, cuando empezar, hoy en este momento, no deje para mañana lo que puede hacer hoy, mañana quizá sea de verdad demasiado tarde, mientras haya vida hay esperanza y podemos hacer muchas cosas, increíblemente las madres tenemos muchas formas para poder convencer a nuestros hijos más aún si es algo tan lindo como presentarle su plan de salvación, no tenga miedo, usted hable y el Espíritu Santo se encargará de convencerlos.
Por último usted tiene las armas y puede ayudarlo, cómo?, orando, doble rodillas, ore a nuestro Señor por la familia, dice en la Palabra que el escucha las oraciones de los justos y las contesta, una madre ayuda más calladamente y orando que dando ordenes y gritando a sus hijos , con esta actitud la amaran mucho más.
No se canse de orar por ellos, pues esto lo tenemos que hacer hasta que la muerte nos separe, pero cuando esto suceda usted tendrá la seguridad de que se verá con ellos allá en la eternidad y que aunque un poquito tarde hizo lo que debía de hacer.
Que si estoy triste, claro que sí, como no estar triste por la pérdida de un hijo, que si todavía estoy llorando, si lo estoy llorando, pero en medio de esta etapa de mi vida, veo la mano de Dios sobre mi dándome consuelo, y lo único que puedo decirle es gracias por el tiempo prestado, me lo diste y hoy te lo entrego, se que contigo está mucho mejor .
Mary de De León
Que el Señor te de de esa paz que solo él puede dar. esa paz que el mundo no conoce, pero él te la puede dar en abundancia. Que el Señor sane tu corazón herido y en su tiempo lo vuelva a rebozar de alegría. te amamos Mary.
ResponderEliminarIngrid
Gracias Ingrid, así será, yo también los quiero
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