jueves, 12 de agosto de 2021

OREMOS COMO ANA

 

OREMOS COMO ANA

 

Hoy estuve leyendo  el libro de  Samuel  en la Biblia  y me  llamó  mucho la  atención  un personaje  llamado  ANA, se los  voy a  parafrasear  pero  me  gustaría  que  leyeran  todo el capítulo I  de ese  libro.,  en el cual se cuenta  la   vida  de  angustia, tristeza y tribulación  de esa mujer, ella  era  esposa  de  un varón  llamado  Elcaná   que   tenía  dos  esposas,  una   llamada  Penina  y la  otra  era  Ana, una  vez  al año  subían  al Santuario  a  adorar  a  Dios  y  se  llevaban  ofrendas,  Elcaná  le  da  a  Penina  y  a  sus  hijos lo que les  correspondía   pero  a  Ana  le  daba  algo  especial,  pues  era  la  esposa  que  amaba,  pero  no  habían  podido  tener  hijos, y de  eso  se  aprovechaba  la  otra  para  burlarse  de  ella.

Muchas veces nosotros nos sentimos   como Ana, no porque queramos tener hijos, pero si porque deseamos algo que creemos es inalcanzable.

-Cuantas madres sufren por hijos que no están en el camino correcto.

-Cuantas  personas  sufren  porque  no  tienen  empleo  y  no  pueden  sostener  sus  hogares

-Cuantos empresarios  sufren  de pensar  que  su  empresa  va a la  quiebra.

-Cuántas personas tienen ellas o parientes con enfermedades terminales

-Cuantas mujeres y aún varones sufren por la infidelidad de sus compañeros.

-Cuantos hijos que han sido abusados y no pueden hablar

-Cuantas injusticias se pasan en la vida

 

Creo que como Ana  dijo en el ver. 15, somos    personas  Atribuladas,  o  sea  tristes, afligidos, melancólicos, apenados, apesadumbrados, abatidos.

Cuando  estamos  así  al  igual  que  Ana, lloramos  mucho  y no queremos  comer, ni  ver  gente  y  menos  platicar  de  lo  que  nos  acongoja.  Pero  Ana  hizo  otro  cosa  mas,  se fue  al  Santuario  y  allí  a  la  vista   del  Sacerdote  Eli,  se   echó  a  llorar  desconsoladamente  y  a  orarle al  Señor.  No  lo  dice  la Biblia  pero  me  parece  que  estaba  incada.

Fíjense  que  ella  estaba  orando  o  sea  planteándole  la  situación  a  Dios,  pero  solo  se  movían  sus  labios  y  el  Sacerdote  la  dio  por   borracha  y  se  acercó  a  ella para  decírselo.

Muchas  veces  estamos  tan  abatidos  que  la  gente  nos  tiene, lástima,  porque ya  no  somos  los  mismos,  pero en  la  Palabra  nos  dice: Is. 40:29  “EL (Dios) DA ESFUERZO AL CANSADO Y  MULTIPLICA LAS FUERZAS   AL QUE NO TIENE  NINGUNA” .

Desahoguémonos   delante  del  Señor, no tengamos  miedo de rogarle y pedirle entre  lágrimas, no  importa si lo ven  o  si está en su  lugar  secreto, que  su  corazón  esté  bien  conectado  con  Dios, 

En  Is, 41:10 dice:” NO TEMAS  PORQUE YO ESTOY CONTIGO; NO DESMAYES, PORQUE YO SOY TU DIOS, QUE TE ESFUERZO; SIEMPRE TE AYUDARÉ, SIEMPRE  TE SUSTENTARÉ CON LA DIESTRA DE MI JUSTICIA”

Dice  la  Palabra  que  Ana  conversó  con  el Sacerdote y después  de  haber  llorado,  y  orado se  fue  a  comer  y su  semblante  cambió.

Porque  cambió  el  semblante  de  Ana,  porque  había  creído  en  la  promesa  que  Dios  dio  por  medio  del  Profeta, y  porque  aunque  no  le  hubiera  dado  promesa  ella  encontró  paz  en  su  corazón.

Imitemos  a  Ana, cualquiera  que  sea  nuestro  conflicto, llevémoslo  a  los  pies  de  Jesús dejemos  que  el  lleve  nuestras   cargas,  nuestras  aflixiones y  que  el  resuelva nuestra  vida, pues   dice  en  su  Palabra  que   solo  tiene  pensamientos  de  bien  y  no  de  mal  para  nosotros.

Oremos  constantemente,  Ana oraba  constantemente  y  Dios  le  concedió  el  deseo  de  su  corazón.

 

Con amor

Mary  de  De  León

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