OREMOS COMO ANA
Hoy estuve leyendo
el libro de Samuel en la Biblia
y me llamó mucho la
atención un personaje llamado
ANA, se los voy a parafrasear
pero me gustaría
que leyeran todo el capítulo I de ese
libro., en el cual se cuenta la
vida de angustia, tristeza y tribulación de esa mujer, ella era
esposa de un varón
llamado Elcaná que
tenía dos esposas,
una llamada Penina
y la otra era
Ana, una vez al año
subían al Santuario a
adorar a Dios y se
llevaban ofrendas, Elcaná
le da a
Penina y a
sus hijos lo que les correspondía
pero a Ana
le daba algo
especial, pues era la esposa
que amaba, pero
no habían podido
tener hijos, y de eso
se aprovechaba la
otra para burlarse
de ella.
Muchas veces nosotros nos sentimos como Ana, no porque queramos tener hijos,
pero si porque deseamos algo que creemos es inalcanzable.
-Cuantas madres sufren por hijos que no están en el camino
correcto.
-Cuantas
personas sufren porque
no tienen empleo
y no pueden
sostener sus hogares
-Cuantos empresarios
sufren de pensar que
su empresa va a la
quiebra.
-Cuántas personas tienen ellas o parientes con enfermedades
terminales
-Cuantas mujeres y aún varones sufren por la infidelidad
de sus compañeros.
-Cuantos hijos que han sido abusados y no pueden hablar
-Cuantas injusticias se pasan en la vida
Creo que como Ana
dijo en el ver. 15, somos
personas Atribuladas, o sea tristes, afligidos, melancólicos, apenados,
apesadumbrados, abatidos.
Cuando
estamos así al
igual que Ana, lloramos
mucho y no queremos comer, ni
ver gente y
menos platicar de
lo que nos
acongoja. Pero Ana
hizo otro cosa
mas, se fue al
Santuario y allí
a la vista
del Sacerdote Eli,
se echó a
llorar desconsoladamente y a orarle al
Señor. No lo
dice la Biblia pero
me parece que
estaba incada.
Fíjense que ella
estaba orando o
sea planteándole la
situación a Dios,
pero solo se
movían sus labios
y el Sacerdote
la dio por
borracha y se acercó a ella
para decírselo.
Muchas veces estamos
tan abatidos que
la gente nos
tiene, lástima, porque ya no
somos los mismos,
pero en la Palabra
nos dice: Is. 40:29 “EL (Dios) DA ESFUERZO AL CANSADO Y MULTIPLICA LAS FUERZAS AL QUE NO TIENE NINGUNA” .
Desahoguémonos
delante del Señor, no tengamos miedo de rogarle y pedirle entre lágrimas, no
importa si lo ven o si está en su
lugar secreto, que su
corazón esté bien
conectado con Dios,
En Is, 41:10 dice:”
NO TEMAS PORQUE YO ESTOY CONTIGO; NO
DESMAYES, PORQUE YO SOY TU DIOS, QUE TE ESFUERZO; SIEMPRE TE AYUDARÉ, SIEMPRE TE SUSTENTARÉ CON LA DIESTRA DE MI JUSTICIA”
Dice la Palabra
que Ana conversó
con el Sacerdote y después de
haber llorado, y
orado se fue a
comer y su semblante
cambió.
Porque cambió el
semblante de Ana,
porque había creído
en la promesa
que Dios dio
por medio del
Profeta, y porque aunque
no le hubiera
dado promesa ella
encontró paz en
su corazón.
Imitemos a Ana, cualquiera que
sea nuestro conflicto, llevémoslo a
los pies de
Jesús dejemos que el
lleve nuestras cargas,
nuestras aflixiones y que
el resuelva nuestra vida, pues
dice en su
Palabra que solo
tiene pensamientos de
bien y no
de mal para
nosotros.
Oremos
constantemente, Ana oraba constantemente y Dios le concedió el
deseo de su
corazón.
Con amor
Mary de De
León
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