miércoles, 29 de mayo de 2013

MIS PADRES SE SEPARARON Y AHORA QUE HAGO?

MIS  PADRES  SE  SEPARARON  Y  AHORA  QUE  HAGO?
Me  parece   que  es  un  excelente  artículo  y  muy bueno para  ayudar   a  muchos  jóvenes, así  que  lo  transcribo  y  que  el  Señor   obre  en  sus  corazones.  Mary  de  De  León.
Por:  Cristian Franco

Hay un «club» que día a día gana más integrantes. La condición para entrar no es pagar una cuota, inscribirse o hacer mérito. De un día para el otro uno pasa a ser parte sin siquiera buscarlo. ¿Cómo se les llama a los «afiliados»? «Hijos de padres separados». Y yo soy uno de ellos. Sí, así es. En 1985 mi padre se separó de mi mamá, y desde entonces tanto mi hermano Ezequiel como yo hemos pasado estos dieciséis años sin él.
Existe una gran cantidad de escritos que tratan sobre el matrimonio, otro tanto sobre cómo resolver los problemas que ocurren dentro de esa relación y algunos sobre la separación y el divorcio. No voy a ocupar estas líneas para hablar acerca del matrimonio, o si es bíblico o no divorciarse. Lo que sí haré es conversar contigo de corazón. Porque... ¿quién nos habla a nosotros, los que sufrimos de «segunda mano»? No hay mucha orientación cristiana al respecto. Se condena mucho, se aconseja poco y la tristeza inunda el corazón de miles, que cantan con sus labios pero lloran en su interior.
Y tal vez tú seas un hijo o una hija cuyos padres han roto su relación matrimonial. Pues bien, quiero ponerme a tu lado y hablarte desde el alma, como alguien que a los 24 años se sienta a reflexionar sobre el pasado, el presente y el futuro sin tener a papá y a mamá juntos.

Tres Lágrimas Inevitables.
Cuando tus padres se separan pasan tres cosas inevitables dentro tuyo:
1).- «NO PUEDO MÁS, ¿POR QUÉ TUVO QUE PASARME A MÍ?» (TRISTEZA).
De pronto se fue. Ya no está. Papá o mamá dejó el hogar... ¿por qué? «Todos tienen a su papá, ¿y yo? ¿Por qué esto tiene que pasarme a mí?» La tristeza y la depresión te visitan apenas comienzan los problemas en casa y se adueñan de tu corazón cuando ocurre la separación. Cuidado, es normal ponerse triste, porque uno ama a sus padres. Pero el problema es dejarse dominar por la tristeza, y muchas veces lo hacemos.
2).- «POR MI CULPA... POR TU CULPA... POR NUESTRA CULPA PASÓ ESTO» (CULPA).
Otra cosa que sucede es que te sientes culpable. «Se fueron por mí», «Yo podría haber hecho algo para evitar que se divorciaran». O tal vez le echas la culpa a tus padres: «Mamá no lo cuidó, por eso él se fue con su secretaria. Papá no amaba a mamá, ¿para qué se casó con ella?» Y así elaboramos una lista sin fin de culpables, y mentalmente establecemos un juicio sin piedad contra todos, buscando aliviar la carga de enojo que tenemos adentro.
Pero te puedo asegurar que esto no resuelve para nada las cosas.
3).- «¡YO LOS VOY A VOLVER A JUNTAR!» (MESIANISMO).
Apenas ocurre la separación, y también en varias ocasiones más, te sientes responsable de hacer algo para unir nuevamente a tus padres, como si fueras el salvador (el mesías). Esto es muy común entre los que somos hijos de Dios.
Nos creemos los delegados por el Señor para restaurar las cosas, lograr que nuestros padres vuelvan a amarse y así tener una familia exitosa. Y entonces empieza nuestro plan: hablarle bien a papá de mamá y viceversa, concretar salidas, decirles qué lindos son, pedirles que se unan por nuestro bien (el de sus hijos). Algunos llegan a decir: «¡arrepiéntanse porque se van al infierno!»

Ahora, si bien es cierto que Dios puede usarte como instrumento de reconciliación (y de hecho ha ocurrido en muchos hogares), no somos nosotros ni nuestros esfuerzos los que cambiarán sus corazones. Sólo Dios puede hacerlo.
Cómo Volver a Sonreír.
¡Hay esperanza! Dios está presente en nuestra vida y no nos abandona.
«...Aunque ustedes estén tristes, su tristeza se convertirá en gozo» (Juan 16.20b).
Quiero compartir contigo tres cosas que me devolvieron la alegría en medio de mi propia experiencia como hijo de padres separados. Te las comparto a corazón abierto:
1).- «LOS PERDONO» (EL PODER DEL PERDÓN).
Tienes que perdonar. Así de sencillo y así de directo. Perdona a tu papá por haberte dejado solo, quizás sin sostén económico, tal vez sin visitarte. Perdona a tu mamá por haberte descuidado debido a su depresión. Perdónalos a ambos por sus errores, pecados y descuidos. No te pido que te hagas el tonto y les des una sonrisa prefabricada, diciendo: «todo está OK», pasando por alto la situación. Eso no es perdón. El perdón lo damos por amor, aunque el otro no lo merezca (¿no hace Dios así con nosotros?).
Perdonar quizás no hará que tus padres se vuelvan a unir, pero tú experimentarás libertad y paz en tu vida.
2).- «SEAMOS AMIGOS» (LA BENDICIÓN DE LA AMISTAD).
Arrímate al fogón... Un carbón separado de los demás se apaga pronto... Tener amigos es una gran bendición. Algunos evitan la amistad por temor a ser rechazados, y entonces se aíslan. No tengas miedo. Ante todo Dios está a tu lado, y Él es el mejor amigo. Y también desea que compartamos nuestras vidas con otros.
Sólo aquellos que tienen a Jesús como su mejor amigo pueden ser buenos amigos («el hombre que tiene amigos ha de mostrarse amigo, y amigo hay más unido que un hermano» – Proverbios 18.24). Dios creó a los amigos para compartir con ellos las alegrías y las tristezas, los buenos y los malos momentos. No pienses que eres el único que sufre, también hay otros que experimentan situaciones difíciles. Una vez que encuentres amigos verdaderos disfrutarás lo que significa compartir la carga. Como dice un pastor amigo: «Una carga compartida pesa menos».
3).- «TÚ ERES MI PADRE» (DIOS: UN PADRE PERFECTO).
Y lo mejor de todo: Dios es tu Padre. Él se convierte en tu papá o tu mamá cuando éstos te faltan. Y Él es un Padre que no te falla. Muchos, al pensar en Dios como Padre, inconscientemente proyectan la imagen de sus padres terrenales a Él, y por eso no pueden relacionarse bien o le tienen miedo.
La Biblia dice que Dios es amor. Él te ama. Por eso, la mayor alegría que puedes tener (y lo digo por experiencia propia) es saber que «aunque mi padre y mi madre me dejaran, con todo Dios me levantará» (Salmo 27.10).
Él va contigo a la escuela. Está en las gradas mirando y aplaudiendo las jugadas que haces. Te acompaña en las horas de la noche mientras estudias para el examen. Te conoce por nombre aunque estés rodeado por una multitud.

La Mejor Decisión de la Vida.
Hace dieciséis años que no tengo papá: Juan José. Hace más de dieciséis años que sí tengo Papá: Dios. ¿Y todo gracias a qué? Un día recibí a Cristo en mi corazón, lo reconocí como Señor y Salvador de mi vida, creí que murió por mí en la cruz y que resucitó de entre los muertos con poder. Entonces la vida comenzó, y nunca estoy solo.
¿Le has dicho sí a Jesús? ¿Es Dios tu Padre? Si tu respuesta es afirmativa, avanza con todas tus fuerzas para adelante, porque siempre hay esperanza, aunque seas hijo o hija de padres separados. Pero si nunca le abriste la puerta de tu corazón, hoy es el día. Sé valiente. Habla con Él, aunque no entiendas todas las cosas. Pídele que llene tu vida con su presencia. Y te puedo garantizar algo: ¡Él nunca te fallará!

domingo, 19 de mayo de 2013

ROMPA LAS CADENAS DE SU PASADO

ROMPA  LAS  CADENAS  DE  SU  PASADO   

    

Casi  todos   tenemos  un  pasado  que  no  nos  gusta,  es  parte  de  nuestra  vida  en la  cual  tuvimos  equivocaciones  o  fuimos   heridos  por  otros y quisiéramos  olvidarlo  por  completo  y  de  hecho  así  lo  hacemos,  tratamos   de  decir   “estoy  bien”  ,  pero   muy  en  el fondo  de  nuestro  corazón  y  bien  guardadito,  están  las  heridas   que  dejaron  esos  momentos.   Dios  quiere   que  meditemos   en  este   tema   para  poder  hacernos  libres.    
Cuando  se  nos   descompone   el  carro,  podemos  llevarlo  al  mecánico  y éste  puede  ver  si  hay  reparación,  pero  si  es  algo  más  grave,   el  mismo  mecánico,  nos  envía  a la  empresa  que  los  fabrica   para   que  lo  vean  y  cambien  piezas  que  solo  ellos  tienen.
Así  somos  nosotros,  muchas  veces  queremos   reparar  nuestras   heridas,  nosotros  mismos, y  lo  que  conseguimos  es  una  cura  a  medias,   pero  hay  alguien   que  si  nos  conoce  a  cabalidad,  y  mucho mejor,  el  conoce   todos  los  aspectos  de  nuestra  existencia,  y  cualquier  cosa  que  no  anda  bien,  el  sabe   el  origen  y  la  solución,  y  puede  sanarnos   si   se  lo  permitimos,  y  esa  persona  es   Dios.
En  cambio  el  propósito  de  Satanás  es  herir  y  mantener  esa  herida   abierta,  si  leemos el  libro  de  Job  en  su  capítulo  1:1-22  vemos   que   Satanás  mira  la  forma  de  herir  a  Job  y  de  quitarle  todo  lo  que  le  hacía  feliz.
El  enemigo hará  todo  lo  posible   porque   sigamos    su  camino  de  maldad   y  de  muerte, y  tratará   por   todos  los  medios  de  separarnos  de  Dios,  recordemos  que  su  propósito es  herir  y  mantenernos  cautivos  en  medio  de   nuestros  lamentos.  En  Juan  10:10  dice   que   Satanás:  roba,  mata  y  destruye,  el  quiere  robarnos  la  bendición,  la  vida en  abundancia que  nuestro  Señor   ya  nos  diò,  el  quiere  que  vivamos  con las  heridas  del  pasado,  o  sea   con  resentimiento,  y  sabe  usted   que  el resentimiento  es  el  cáncer  del  alma,  es   algo  que  no  nos  deja  vivir  en  paz  ni  con  gozo   sino   que   nos  va  envenenando  cada  vez  más,  en  Hebreos  12:15  nos   dice  que   el  que  tiene  una  raíz  de  amargura,  deja  de  alcanzar  la  gracia  de  Dios.
Hay  muchas  causas  para    tener   resentimientos,  hoy  voy  a  enumerar  algunas:

LAS  CAUSAS  MÁS  COMUNES  DE LAS  HERIDAS DEL  ALMA  SON:


A)      El  rechazo  antes  de  nacer:  Muchas  veces   las  personas  creen  que  el  feto  no  escucha,  pero la  ciencia  a  demostrado   todo lo  contrario,  y muchos  padres   dicen  que  no  quieren  al  bebé  porque   ya  tienen  muchos,  porque  no hay  dinero,  porque  están  pasando  por  problemas   matrimoniales,  o  porque  la  mamá  es  madre  soltera  y  esto  conlleva  una  serie   de  problemas,  quizá   es  fruto  de  una  violación.   Cualquiera   que  haya  sido  el  caso  el  bebé   percibe  el  rechazo  desde  antes  de  nacer  y  su  almita   empieza  a  estar   herida.
B)      Heridos  por   nuestros  padres:  Muchas  personas  han  sido  heridos  por  sus  propios  padres,  con  palabras  ofensivas,  como  “bruto” , “estúpido”,  “no  servís  para  nada”, “sos  fea(o)” ,  “tonto”, “no  te  quiero”,  “mejor  estuvieras   muerto”, “maldito”,  Etc.
C)      Traicionados  por  amigos:  Cuantas  veces  hemos  confiado  en  algún  amigo  o  amiga  y el  resultado  ha  sido   la  traición,  y  lo  peor  es   que   quizá   era  el  amigo  que  era  mejor  que  un  hermano,  en  el  cual  nos  apoyábamos  y  lo  queríamos   mucho,  y  al  vernos   traicionados   nos  dejan  una  herida  muy  grande.
D)     Señalados,  odiados, o  acusados  falsamente:  Si  hay  algo   que  nos  duela  mucho   es ser  señalados   por  lo  que  no  somos,   sentir  ese  odio   de  alguna  persona  por  algo  que  no  entendemos  porque  no  hemos  hecho  nada  para merecerlo,    o  acusados  de   errores  que  no  son  nuestros,  todo  esto  trae  inmenso  dolor.
La  persona  herida  crece  incapacitada  para  amar    o  dar  amor,  prácticamente  se  aísla  por  temor  a   seguir  siendo  herido,  pero   carga  consigo  un  gran  resentimiento  y  esto  poco  a   poco  la    separa  de   Dios.
El  enemigo  sabe   que   con  resentimientos  acumulados   nos  mantiene  atados,  así  mismo   nosotros  mantenemos   atadas   a  las  personas  que  nos   hirieron,  vemos  en  el  libro  de   Samuel  1:8-10    un  caso   de   resentimiento,  pues  vemos  como  Ana,  herida  por   los  ataques   de   Penina,  la  mantenía   cautiva  en  su  corazón  por  la  falta  de  perdón,  cuando  ella  llegó  al  altar  y  confesó  a   su   Dios  el  dolor   que  tenía   y  perdonó,  regresó  a  su  casa  en  paz  y  empezó  a  recibir  la  bendición  retenida,   así   que  nosotros  debemos   hacer   como   Ana,  que  hizo  Ana?
A)     Buscó  el  rostro  de  Dios
B)      Se  humilló  ante  su  presencia
C)      Perdonó   a   los  que  la  hirieron
D)     Desató  a  la  persona  que  la  tenía  cautiva
La  medicina para  las  heridas  del  pasado  es  EL  PERDON ,  Mateo  6:12-14 y 18:21-22,  Jesús   nos  enseña  en  cuanto  al  Perdón,  cómo  debemos  de  perdonar   y  cuantas  veces  debemos  de  perdonar.
¿Ha  perdonado  usted  a   las  personas  que  lo  han  herido?,  hágalo   hoy  mismo,  no  esté  arrastrando  cadenas  de  amargura  que  no  le dejan  ser  feliz,  en  Jeremías  30:17  nos  dice  “mas  yo haré  venir sanidad  para  ti, y  sanaré  tus  heridas, dice  Jehová”.
Rompa  con  su  pasado,  como  dice  la  palabra   ya  pasó , no  lo  puede   seguir   viviendo, empiece   con  su  presente,  con  las   promesas  que  Dios  mismo  le  da  a  través  de  su  palabra, recuerde Juan  8:32 “ y  conoceréis  la  verdad  y  la  verdad  os  hará  libres”.

Mary  de  De  León