SECRETOS QUE MATAN
Cuando hablamos de
batallas inmediatamente nos
imaginamos esas grandes
cantidades de
hombres, peleando unos
contra otros como
lo hacían en
la antigüedad, también
podemos imaginarnos las
armas que se
utilizaban antiguamente, quizá
fueron flechas y
piedras, después, lanzas
y espadas, rifles,
pistolas y así
fueron evolucionando hasta
llegar a la era atómica,
de todas formas Batalla
es el combate o
la pelea entre
dos ejércitos armados.
Hablando espiritualmente hay
dos clases de batallas:
La primera: Es
la que enfrentamos
contra el enemigo,
cuando nos atrevemos
a predicar y
enseñar el evangelio a
fin de ganar
almas para Dios,
a medida que
logramos traer almas
para Cristo, estamos
ganando la batalla
colectiva en contra
del diablo que
lo que quiere
es todo lo
contrario.
La segunda: Es la
que peleamos cada
uno de nosotros
en nuestro interior
y a veces
en secreto sin
que los demás
puedan saberlo, y
es la batalla
de los deseos
de nuestra carne
(pecado) contra la
voluntad de Dios.
Se ha preguntado
alguna vez ¿que
batalla espiritual viene
peleando usted?
Ha cedido a
ciertos deseos pecaminosos
en su vida?
A pesar de haber
confesado sus pecados,
sigue practicando alguno
de ellos? Pablo
decía “que lo
que no quería
eso hacía” y
era porque el
tenía una batalla
en su interior :
era lo que
el quería hacer
conforme a sus
deseos contra lo
que era correcto.
CONFIESE SU PECADO
Todos tenemos
batallas en nuestro
interior debido a
nuestra naturaleza pecaminosa,
es por eso que
debemos confesarlos ante
nuestro Padre celestial .
Tenemos el ejemplo
del Rey David
el cual confiesa
en Salmo 32:3-4
“mientras guardé silencio,
mis huesos se fueron
consumiendo por mi gemir de
todo el día.
Mi fuerza se
fue debilitando como
el calor del verano,
porque día y
noche tu mano
pesaba en mi”.
No le ha
pasado a usted,
que cuando ha
cometido pecado y
no se lo
confiesa a Dios,
es como un
malestar dentro de su
cuerpo que no
lo deja, algunos
dicen que están nerviosos,
pero la verdad
es que al
final del día
estamos más que
agotados, pues nuestros
pensamientos no nos
dejan en paz
y si dejamos
varios días, nos
vamos enfermando poco
a poco algunas veces
con hipertensión, dolores
de cabeza, estómago
etc. en prov.
28:13a nos dice el
sabio Salomón “Quien
encubre su pecado
jamás prosperará….” .
El guardar
los pecados en nuestro corazón
nos llega a
matar, David decía
que sentía la
mano de Dios
pesando sobre su vida,
y es que
sentía que el
fruto de su pecado
lo estaba matando,
pero Dios lo
estaba convenciendo de
que se arrepintiera,
cosa que hizo.
No guarde
en su corazón
pecados que matan.
Confiese su pecado
en el salmo
32:5 David dice :”Pero
te confesé mi
pecado y no
te oculté mi
maldad. Me dije:
voy a confesar
mis transgresiones al
Señor y tú
perdonaste mi maldad
y mi pecado”.
Que significa
confesar un pecado:
Es reconocer el mal
que hemos hecho
y pedirle perdón
a Dios por
haber quebrantado su
ley.
DEJE SU
PECADO
Si confesamos
el pecado pero no
nos apartamos de
el y seguimos
pecando, nos estamos
destruyendo a si
mismos. Regresemos a
Prov. 28:13b “….quien
lo confiesa y lo
deja halla perdón” , entonces
la clave es confesarlos y
dejarlos y es
que el arrepentimiento es
un cambio de
vida es el
alejarnos de las
tentaciones para ya
no pecar.
COMO PUEDO
DEJAR MI PECADO
Recordemos que
estamos en batalla y
solos no podemos
Sal. 144:1 “Dios nos
adiestra para la
batalla”
a) Propóngase a no
caer de
nuevo en ese
pecado
b) Aléjese de
personas que lo hagan
caer (amigos, amigas que lo
incitan al mal)
c) Aléjese de
cosas que lo
hagan caer (
TV, radio, internet, redes
sociales etc.)
d) Aléjese de
lugares que lo
hagan caer Ejemplo
discotecas, maras, etc.
e) Tome control
de sus pensamientos:
Buenos pensamientos producen
buenas acciones
Si hay
pecados ocultos que
lo han tenido atado,
hoy es el
momento de presentarle
a Dios esos
secretos que matan
y podemos ser
libres hoy mismo.
Y
así poder decir como como Pablo
en II Timoteo 4:7 “ he
peleado la buena
batalla, he acabado
la carrera, he
guardado la fe”.
Con amor
Mary de
De León